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Mostrando entradas de 2009

IDA Y VUELTA A BARCELONA

Cuando se casó mi hermano el mayor, lo hizo en Barcelona. Para desplazarnos ese fin de semana, alquiló mi madre dos furgonetas. La de Juan “el Valent” y la de Enrique Conejeros, mi padrino de pila, que la acababa de estrenar unos días antes. Los dos les dijeron a mis padres que cabían nueve en cada furgoneta. Así que, en mi casa formamos diez y seis. Hubo dos amistades de fuera de la familia que se apuntaron a venir con nosotros, ocupando las dos plazas sobrantes porque tenían familiares en Barcelona y aprovechaban nuestro viaje de ida y vuelta, en el día, para visitarles. A la hora de salir, camino de Barcelona, sábado por la tarde, no cabíamos todos. Sobraban dos personas. No habían tenido en cuenta, que los dos conductores ocupaban plaza. Que los nueve de cada una incluían al conductor y dueño de la furgoneta. Carmen, mi mujer, iba a “regañadientes”. Se resistía a dejarse nuestra hija en manos de su hermana, porque consideraba más importante ejercer de madre que el de invitada a la ...

QUICO EL RUBIO

Un día, Quico el Rubio pasó con su carro por delante de mi peluquería junto al paso a nivel, que entonces se llamaba todavía peluquería “El dos de mayo”. Al llegar al paso a nivel Quico se paró y comenzó a jugar con su caballería dándole toquecitos suaves, con la vara, en las rodillas delanteras. Le decía al animal que levantase la patita. Primero una y luego la otra. Como en aquel momento acababa de pasar el tren, toda la gente que había bajado en la estación y se dirigía hacia sus respectivos domicilios, al ver a Quico como jugueteaba con su varita en las rodillas de la caballería, se paró para ver el “espectáculo”. El animal le obedecía, una y otra vez, y Quico se emocionaba de ver que le tenían en cuenta y se sonreían. Casi llegó al éxtasis, cuando sonaron los aplausos que había provocado. Hinchó el pecho y se subió al carro arreando al animal para que trotase con el carro a cuestas. Arturo Tomás, el albañil que trabajaba para Tonet el albañil, estaba realizando una pequeña reforma...

EL TÍO REGINO

Mi abuelo materno, “El Tío Regino”, compró al “Tío Pedrepiquer” un carrito como los de “mantecaero”. Se dedicó a salir, como era costumbre, los sábados y domingos. Daba la vuelta por el pueblo, durante la mañana, y por la tarde se dedicaba a visitar el paseo de la estación de RENFE, donde habitualmente se paseaba la gente. Sólo atendía la ruleta con caramelos, cacao, altramuces, chufas y regaliz. Nunca vendió mantecados. En una ocasión que plantaron la plaza de toros en el campo de fútbol, junto a la carretera de Villamarchante, instaló allí la cantina en la que servía los artículos ya mencionados, además de gaseosas y chatos de vino. En un momento en que la vaquilla se empeñó en cornear a uno de los que salieron a la plaza a provocarle, éste corrió hacia la barrera y la vaquilla le tocaba el culo con los cuernos. Faltándole diez pasos para llegar a la barrera, saltó del suelo como una flecha de cabeza entre los barrotes y el pasillo de la grada del público. Se introdujo en la cantina ...

PERSONAJES DE LA CALLE

Yo fui un niño de la calle durante mi primera infancia, porque mi padre estaba en la cárcel y mi madre trabajaba de costurera a domicilio. En el Auxilio Social nos daban de comer a medio día a los niños menores de seis años, huérfanos o con los padres presos. Yo me pasaba horas y horas viendo, a las puertas de las casas, a los profesionales que trabajaban en la calle para aprovechar la luz del día. El tío Salvador Tortajada, “Tola”, que estaba herrando una caballería, se paró, se me quedó mirando y me preguntó: ¡Hola chaval! ¿Qué vens de la festa de la mangrana? Yo no supe qué contestarle, pero ahora comprendo que sería porque llevaría la cara muy sucia. En los años cuarenta y cincuenta todavía acudían a Ribarroja vendedores ambulantes, profesionales que hacían trabajos en la plaza o por las calles, que pregonaban sus especialidades. Entre ellos, los que más llamaban la atención eran los siguientes: 1-El retratista era un hombre que llevaba un cajón de madera con tres patas largas y un...

EL TREN

EL DESCARRILAMIENTO Durante un centenar largo de años que ha circulado el tren de RENFE, por Ribarroja, sólo tenemos constancia, popularmente, del descarrilo de éste en Valencia la Vella. Y no hubo muertes, ni apenas heridos. Sólo el tío Ramón Raga que se hirió en una pierna, pero nada más. El hecho fue considerado por la voz popular como un “Milagro del Cielo”. Así lo cantamos en los Gozos al Santísimo Cristo de los Afligidos, porque el poeta, D. Francisco Silvestre, lo escribió, añadiendo una estrofa a los gozos ya existentes. Además, en el Altar Mayor, de la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Ribarroja del Turia, estuvo expuesto durante unos años, un cuadro pintado por un pintor local, representando el descarrilamiento y el Stmo. Cristo inclinado sobre el tren, protegiendo a los pasajeros. Hoy se encuentra, ese cuadro, colgado en la sacristía, porque el pintor lo plasmó en el lienzo. Los cristianos creyentes y practicantes, así lo creemos. Fue un milagro que no se ma...