Ofrenda al Rio Turia

Según tengo entendido, sólo dos pueblos en el mundo celebran una ofrenda a su río. El primero de ellos lo desconozco, a pesar de haberlo buscado. Dicen que está en la India y la ofrenda la hacen al río Ganges. Un gran río, muy caudaloso y sagrado, donde se limpian física y espiritualmente muchos nativos y visitantes, y ensucian sus aguas muchísimos más. El segundo es Ribarroja, la del Turia.
La historia de esta ofrenda empieza cuando finalizando el s. XIX entró el ferrocarril en Ribarroja y se encontraron con un problema. Y es que la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles ya tenía, en su lista de poblaciones, una que se llama Ribarroja, situada junto a río Ebro en la provincia catalana de Tarragona, más arriba de Amposta.
Lo primero que les llamó la atención a los visitantes de esta localidad con motivo de la construcción de la línea, era que la cruzaban, transversalmente, dos barrancos: el Barranco de los Moros y el Barranco de las Monjas que, de Sur a Norte, desde las faldas de las montañas del Frare, el Calvario, la Mallá y el Pico del Águila, recogían sus aguas fluviales y las canalizaban hasta la rambla de la Botaya en el río Turia. Este hecho orográfico había motivado que en las laderas de estos barrancos, antiguamente se hubiesen excavado muchas cuevas que eran habitadas por sus pobladores. Para distinguirlo del otro Ribarroja, la del Ebro, bastaba con ponerle el apellido “de las cuevas”. Muy ricos ellos, en inteligencia, pronto llegaron a la conclusión de denominar a nuestro querido pueblo “Ribarroja de las Cuevas”.
Así que, durante muchísimos años, aunque en la denominación de la estación local de ferrocarril, en los papeles protocolarios o los membretes y estampaciones que se expedían para embalajes de mercancías procedentes o con destino a nuestra población y en los billetes que se expedían para viajar por la línea ferroviaria desde Valencia a Ribarroja o viceversa no llevasen impreso el apellido mencionado, sí que lo pronunciaban intencionadamente, entre altos cargos y empleados de RENFE. Para entenderse mejor, por supuesto, y sin malas intenciones.
Este hecho diferenciador, no expresado en documentos, pero sí mencionado verbalmente, a lo largo de medio siglo, fue minando la moral de los ribarrojenses, en el sentido más estricto de la palabra.
Si analizamos la tendencia ancestral que anida en el inconsciente colectivo de Ribarroja, podemos descubrir que, por aquellos tiempos, el pueblo todavía estaba dividido en cuatro clases de vecinos.
Por ejemplo, los de 1ª clase, eran aquellos que vivían en el núcleo central del pueblo o que disfrutaban de buenos u óptimos niveles de propiedad o cargos de responsabilidad social. Tendrían los pecados perdonados por pertenecer a la clase privilegiada.
Los de 2ª categoría, serían los habitantes de la “otra parte”, del puente del trinquete, considerados habitantes del arrabal. Como de las afueras.
Los de 3ª categoría, serían los coberos, considerados como de inferior categoría. Prueba de ello era que, cuando conseguían mejorar su economía, su iniciativa se canalizaba hacia la adquisición de una vivienda más digna y valorada socialmente.
Los de 4ª categoría, por supuesto, serían los forasteros. Ellos, tenían la dificultad de integrarse en la sociedad, porque los nativos, nos comportábamos con ellos de forma distante. Había una frase que definía nuestro comportamiento con los forasteros, basada en la desconfianza, que decía: “Forasters vindrán que de casa mos traurán”.
Por esta razón, a mediados de los años 40 la falla de la Plaza de la Torre hizo una crítica sobre el tren y apareció el monumento con el tren y la estación, en la parte de atrás de la misma apareció ropa tendida, como detalle de la normalidad de la familia del jefe de la estación. El detalle no gustó. Les hubiese gustado ser tratados de manera distinguida, como si no perteneciesen al pueblo. Entonces se reaccionó pintando en la pared de la estación bajo el nombre de Ribarroja, el apellido “de las cuevas”.
Las cuevas de Ribarroja no contenían obras de arte rupestre ni eran monumentos arqueológicos por los que enorgullecerse, ni podían presumir de folclóricas, como actualmente lo son las Cuevas del Sacro Monte u originales como las Cuevas de Guadix, sino que eran cuevas normales y artificiales excavadas ex profeso para ser habitadas por las gentes más humildes de la localidad, posiblemente desde sus inicios del asentamiento de la población. Así que tal apellido diferenciador nos daba a sus pobladores una identidad empobrecida y algo denigrante. Ribarroja era algo más que un aposento de pobres refugiados en cuevas humildes. Tampoco éramos seres primitivos que habitábamos nuestras tierras de forma un tanto anacrónica, ni algo que se le pareciese.
El malestar se hizo popular. Trascendió y preocupó a los más dignos representantes defensores de la Historia y dignidad de los nativos: los maestros del pueblo. Entre ellos, había uno, D. José Mullor, Maestro y Cronista Oficial de Ribarroja. Hijo se su pueblo y dignísimo portavoz de nuestra frustrante situación, elevó una súplica al Gobierno de España. Solicitó que a nuestro pueblo se le denominase, por ley, Ribarroja del Turia.
En su solicitud, acompañó un pequeño relato en el que expresaba el malestar que nuestro pueblo soportaba, al escuchar de boca del “forastero”, bien venido y bien recibido, la denigrante definición de “Ribarroja de las Cuevas”. Nuestra alta estima quedaba en entredicho y nuestro buen amigo José Mullor pedía una reparación moral para el pueblo por parte de las más dignísimas autoridades del Gobierno Español.
En 1955, el Ministerio de la Gobernación, dictaminó que Ribarroja, la del Río Turia, se denominase, en adelante, Ribarroja del Turia.
Es de suponer que la alegría que sintió Nuestro Cronista por el hecho de ser atendida su petición y la satisfacción que le produciría la aceptación de su propuesta, a D. José Mullor le desbordaría el entusiasmo y le produciría una inquietud. Inmensa inquietud por celebrar lo que para él y para toda la población sería celebrar una ofrenda al río en forma de “boda matrimonial” del pueblo con el río y el río con el pueblo. Se imaginó unas grandes nupcias con sus fiestas correspondientes. No en vano nos habíamos quitado un peso de encima que pesaba como una losa sobre la moral de nuestra humilde localidad.
Ilusionado y eufórico, como “un niño con zapatos nuevos”, se presentó en el Ilustrísimo Ayuntamiento para dar la gran noticia a la Corporación Municipal. Las autoridades locales mostraron su satisfacción y una inmensa alegría, compartiendo y celebrando, con D. José Mullor, el éxito obtenido por haber conseguido ganar tal batalla contra el “menosprecio” de quienes nos visitaron para enriquecernos. El tren nos facilitaba el desarrollo y el progreso económico, social y cultural. Pero nos había fastidiado la moral. El hecho de pronunciarse el Gobierno de la Nación Española a favor de una propuesta tan afortunada, tenía que ser halagadora para todos.
-“¡Eso había que celebrarlo por todo lo alto!”- Diría D. José Mullor.
-¿Qué hay que celebrarlo por todo lo alto?- Preguntaba el edil responsable de las arcas municipales.
D. José Mullor, decidido y entusiasta, comenzó a contar sus sueños. Creyó que éstos se podrían convertir en realidad y descargó todo su entusiasmo explicando a la Corporación Municipal que podríamos organizar una cabalgata, con las muchachas representativas de todos los pueblos que son regados y enriquecidos por las aguas del Turia, con sus túnicas sagradas, “como diosas”, cargadas con su cántaro de agua ofreciéndosela al río en señal de agradecimiento. Las autoridades de las distintas localidades, acompañadas de los agricultores, ceramistas, molineros, industriales y todos aquellos que, con los productos obtenidos con la ayuda de las aguas, lanzarían una “muestra” en ofrenda, lo mismo que las damas elegidas como dignas representantes de las mujeres de la vega del Turia…
-¡Vamos, hombre! Tu lo que quieres es lucirte con el dinero de los contribuyentes. Déjate de sueños y baja a la tierra. No estamos para despilfarrar el dinero a espuertas. Dedícate a lo tuyo, que es registrar unos hechos locales, y déjate de monsergas. No nos pidas que despilfarremos como ricos, siendo pobres como somos.
D. José Mullor, resignado por la adversidad de los hechos, bajó a la realidad de su humilde oficio de Maestro, siguió cumpliendo con su cargo de Cronista de Ribarroja y vivió esperanzado en que algún día sus sueños se pudiesen convertir en realidad, materializados en una gran Ofrenda al río Turia.
D. José Mullor, ejerció de Maestro de Escuela en Villar del Arzobispo, donde el pueblo le dedicó una de sus calles. Posteriormente lo hizo en Sagunto. Una vez jubilado, vivió su gran día.
En el año 1979, recordando el tema que nos ocupa con un Maestro de Escuela (también con mayúsculas), director del Instituto de Enseñanza Asunción de Ntra. Sra. De Ribarroja del Turia D. Salvador Silvestre Larrea, que a su vez ejercía de Concejal de Fiestas por la UCD durante la predemocracia, llegaron a la conclusión de que su ilusión podría convertirse en realidad, si el pueblo respondía a la invitación. Por lo cual, solo había que cursar esa invitación y esperar la respuesta.
Efectivamente. Se invitó, a los que desearan acudir, a una reunión en el local de los altos de la Biblioteca Municipal, donde actualmente se halla instalado el Juzgado, para hablar del proyecto de celebrar una Ofrenda al Río Turia. El local se llenó de gente interesada. D. Salvador Silvestre presentó a D. José Mullor, el cual a su vez presentó su proyecto. Lo hizo con ilusión, pero lo dijo con cierto temor a que le fuese rechazado, por ambicioso, o por costoso. Pero no fue así. Los asistentes al acto de presentación respondimos con iniciativas coherentes y esperanzadoras.
Una de ellas fue la de limpiar la explanada que, junto al puente, se convertiría en el escenario de la gran celebración de la Ofrenda al Río Turia.
Otra iniciativa que se manifestó en esa primera reunión, fue la de contactar con los alcaldes de los ayuntamientos que consumen agua del Río Turia, anunciándoles una visita, previamente concertada, a cada uno de los pueblos donde se desplazaría una delegación, que se encargaría de invitar a las autoridades municipales para que compartiesen con nosotros las fiestas a organizar. Además, una caravana de vehículos voluntarios con altavoces y papelinas publicitarias, anunciarían las fiestas, recorrería toda la vega acompañando a dicha delegación.
Una tercera propuesta consistió en que un grupo de amigos se ofreció para costear, económicamente, una partida de pegatinas para los coches, con el recorrido del Río Turia y todos los pueblos que son bañados por él, impresos en ellas.
D. Salvador Silvestre, con la sencillez que le caracteriza, aceptó todas las propuestas, con la condición de que se buscase el personal suficiente y la subvención necesaria para realizar a la práctica dichas propuestas. Además, se admitirían todas las propuestas que fuesen viables.
Comenzaron a salir voluntarios para ejecutar las propuestas, aparecieron ofertas múltiples de varias entidades locales, y la comisión comenzó a organizar los preparativos. Semanalmente, se reunió la comisión de Fiestas y siguió recogiendo iniciativas para ampliar los actos a celebrar.
Por aquel entonces se celebraron elecciones municipales y el Ayuntamiento de Ribarroja cambió de color político. Una de las primeras iniciativas de la nueva Corporación, fue la de desestimar la celebración de la Ofrenda al Río Turia. ¿Razones esgrimidas? ¡Más limpieza y menos fiesta! En algunas de las paredes aparecieron pintadas al respecto y la comisión esperó respuestas de los invitados, los cuales ya habían recibido la invitación.
Desde distintos pueblos que habían recibido a la delegación y la invitación, se interesaron por la marcha y desarrollo de la Gran Fiesta a la que habían sido invitados. Querían asistir al evento. Llamaron por teléfono y recibieron la negativa por respuesta.
Entonces, recurrieron al teléfono que figuraba en las papelinas de publicidad lanzadas por la caravana en la que figuraba el número de teléfono de la Comisión Organizadora de la Ofrenda al Río Turia.
-¡La fiesta sigue adelante, a pesar de la oposición de la Corporación Municipal!- Se les contestó a los interesados.
Esta respuesta tan positiva, dio sus frutos. La participación de los pueblos de la ribera de Turia, se convirtió en ofrecimientos de todo tipo. Recibimos el ofrecimiento de múltiples garrafas de agua del Pozo de la Salud, del histórico pequeño y gran pueblo de Benisanó, para que los asistentes a la fiesta disfrutasen refrescando en la explanada de río. Otro de los ofrecimientos fue el arroz, aceite y los ingredientes para cocinar las paellas, voluntariado para todas las actividades y para dar de comer a todos los visitantes a la Gran Fiesta. Nuestro vecino pueblo de Loriguilla, nos obsequió con su nueva Banda Juvenil de cornetas y tambores con la que potenciaron la cabalgata, junto con otras bandas de música que se sumaron a los actos, que fueron varios y con multitud de asistentes.
El Ilustrísimo Ayuntamiento de Valencia, nos obsequió un concierto de la Banda Municipal, bajo la dirección del famoso e ilustre D. Pablo Sánchez Torrella. En pirotécnica se destacaron las ofertas de fuegos artificiales, como fueron la Gran Mascletá y el Gran Castillo de fin de fiesta. Celebramos exposiciones, actos culturales, charlas informativas y formativas sobre el agua y su importancia en la vida de los pueblos.
El Campeón del Mundo en Obtención de Rosas Nuevas, galardonado en Madrid con la Medalla de Oro 1983 por la obtención de la Rosa Más Primitiva y Original de la Historia, D. Vicente Muñoz Ronda, nos obsequió con cuatro grandes escudos representativos de las entidades valencianas y ribarrojenses, confeccionados con flores naturales, que varios grupos de jóvenes voluntarios hicieron descender por las aguas del río, para iniciar a continuación y como no podía ser de otra manera, la Gran Ofrenda al Río Turia en la que el autor de la idea D. José Mullor fue agasajado por las autoridades que, en un gran número, representó a los pueblos ribereños que nos honraron con su asistencia.
La lista de participación y de aportaciones, se haría interminable. Por lo que, de manera breve, podemos expresarnos en valoraciones económicas, según cálculos de especialistas, con la cantidad de unos 30.000.000 (treinta millones) de pesetas, el coste aproximado de la fiesta. La fiesta no se tenía que pagar. Toda ella había salido gratis, gracias a los donativos de entidades, autoridades, grupos de entusiastas, y particulares que la habían hecho posible, desinteresadamente.


EPÍLOGO


Cuando terminó la 1ª Ofrenda al Río Turia en 1980, multitud de gente manifestó que aquel acto debería repetirse. Les había entusiasmado y no era un acto para olvidar. Los organizadores, con el autor de la idea a la cabeza, nos vimos recompensados por la demanda popular, pero en aquellas circunstancias no nos podíamos comprometer, porque “no estaba el horno para bollos”.
Como la Ofrenda al Río Turia seguía viva en la mente de mucha gente, especialmente de los organizadores de la misma, cuando llegó el momento de poderla repetir, se avivó el fuego y se encendió la llama del entusiasmo.
Llegó el cambio político en las filas de la Corporación Municipal, en 1997 y la esperanza renació. Celebramos la II Ofrenda al Río Turia, con la ayuda económica del I. Ayuntamiento de Ribarroja del Turia. Participaron de nuevo los ayuntamientos que se interesaron, con sus respectivas damas, las entidades representativas, los agricultores, ceramistas y demás beneficiarios de la riqueza hídrica que nos facilita el propio río Turia, los actos culturales, etc. etc. etc.
En el año 2000, se celebró la III Ofrenda al Río Turia y el éxito fue abrumador, como las dos anteriores. La gente en general quedaba satisfecha y con ganas de más.
En el año 2005 se pensó que la Gran Ofrenda al Río Turia se podría celebrar cada lustro y convertirla en fiesta tradicional y singular, representativa de nuestra propia identidad. Así que este año se celebró con la participación de numerosos pueblos que se sirven de las aguas del Turia, como en las anteriores celebraciones, la IV Ofrenda al Río Turia.
Debemos tener en cuenta que, Ribarroja del Turia no pretende acaparar en exclusiva la celebración de esta Ofrenda. Desde el primer momento, se les ofreció y se les sigue ofreciendo a los pueblos que nos visitan y comparten la fiesta, que ellos pueden organizarla y protagonizarla. Ribarroja del Turia acudiría allí donde se celebrase, compartiendo la fiesta como invitados. No nos importaría ceder nuestro puesto de cabecera. Es más, nuestra experiencia la transmitiríamos a quienes así lo hicieren.
De momento, en ausencia de otros pueblos voluntarios, en el año 2010, Dios mediante, estaremos con los pueblos que lo deseen, ofreciendo al Río Turia, una muestra de nuestro agradecimiento.
Como anécdota, podemos reseñar que, cuando celebramos la IV edición, en la prensa valenciana un lector espontáneo se dirigió a los ribarrojenses en los siguientes términos:
-“Esos de Ribarroja que hacen una Ofrenda al Río Turia, deberían de pensar que el Río Turia no llega a Valencia. Antes de llegar a la ciudad de Valencia ya está muerto”.
Al día siguiente, un ribarrojense contestó en la misma prensa con la siguiente frase:
-“El agua que llega a las duchas de la playa de la Malvarrosa por medio de las cañerías, ¿no es del Río Turia?”
Este año 2008, hemos visto cómo la empresa Lujan construía un camino peatonal por el que pasean muchas personas a pié y en bicicleta, con 14 puentes de madera que cruzan el río cada pocos kilómetros. Se han construído puntos de pesca y casetas de miradores para los estudiosos de la fauna y la flora. Como las cañas son plantas invasoras, se han eliminado muchos cañares en zonas que crecerán árboles y plantas autóctonas, recién plantadas. El Parque del Río Turia está en marcha y pronto se convertirá en un vergel. Un pulmón de oxígeno al que se le añadirá tres zonas de arbolado, según el proyecto, de la pinada de Trenor, del Parque Natural de la Rodana y la pinada de la Pea.
Tenemos gallinitas de agua, aparte de las truchas y los barbos. Patos y pájaros de distintos tamaños y especies nos visitan en cantidad. Como caminante diario por la zona, he podido disfrutar de la presencia de una zorra, de tamaño mediano, que cruzó el camino por delante de mis narices. ¿Iría a beber al río? Seguro que sí. Los campesinos del camino de San Roca, conocen por sus huellas, que los jabalíes nos visitan a menudo para saborear las cosechas. De conejos, los tenemos en abundancia, que se paran a saludarnos y se refugian en sus madrigueras, dándonos a entender que ellos se encuentran como en su casa. Además, una garza preciosa se exhibe en la explanada del puente, y vuela sobre las aguas del río, con su pareja temporal. Nos visitan con frecuencia. ¿Tendremos la suerte de conocer crías de garza próximamente, paseándose y volando por nuestro Río Turia?
De momento el nuevo Parque del Turia viene desde el parque de cabecera de Mislata y llega a Villamarchante. Dicen que está programado hasta Pedralva. ¿Tanta riqueza nos asiste?

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL TREN

PERSONAJES DE LA CALLE

PRÓLOGO DE LOS CUENTOS DE RIBARROJA